martes, 31 de marzo de 2009

BARRERA TERMINARÁ CON CORPORACIONES Y FUNDACIONES MUNICIPALES

Entre aplausos y vivas de actores culturales de diferentes áreas, el candidato de Movimiento País a la alcaldía de Quito, Augusto Barrera, ofreció terminar con el modelo excluyente y privatizador de las Corporaciones y Fundaciones al interior de la administración metropolitana. En reunión citada por el equipo de cultura de la candidatura el sábado 28 de marzo de 2009, en el Colegio de Arquitectos de Quito, Barrera se refirió a varios tópicos de la administración cultural. Bajo la coordinación de Eduardo Puente (epuenteh@hotmail.com), Nelson Ullauri y Edison León, se reunieron tres mesas temáticas: 1.- MESA DE LAS ARTES, 2.- MESA DE ESTRUCTURACIÓN DEL SISTEMA DISTRITAL DE GESTIÓN CULTURAL PARA QUITO y 3.- MESA DE PARTICIPACIÓN Y MOVILIZACIÓN CULTURAL POR UN QUITO PARA TODOS.
Para Nelson Ullauri de la Red Cultural del Sur, se busca establecer una propuesta basada en la participación ciudadana. Mencionó como proyectos emblemáticos la recuperación de espacios comunitarios, la red de centros culturales y la potenciación de las casas barriales como centros culturales (donde también funcionaría una ventanilla única de atención municipal).
Puente aseguró que la propuesta no quiere ser superficial sino profunda y la convicción es: “la cultura es la gente”. Llamó también, tal como lo ha hecho el candidato Barrera, a una movilización ciudadana para llevar adelante estos proyectos. Mencionó la necesidad de una “cartografía de la institucionalidad cultural”.
Por su parte, Edison León anotó que la cultura es un hecho político y que no se debe entender como un planteamiento partidista sino como la construcción de un nuevo país.
Como suele pasar en estos casos, el tiempo resultó corto para llegar a conclusiones integrando las exposiciones de cada mesa, por lo que se hacen necesarias nuevas reuniones. Cumpliendo su apretada agenda y pasado el mediodía, llegó el candidato Augusto Barrera quien planteó que una revolución sin alma no funciona. La revolución cultural, dijo, es la dimensión cultural de lo revolucionario. Ese proceso no puede ser pensado como una cultura oficial, no consiste en subordinar a los actores pues la cultura es un elemento crítico. Necesitamos desarrollar las condiciones materiales y de relación cultural con la sociedad. Nuestra visión tiene esperanzas en lo que puede hacer la cultura como elemento movilizador. En cultura la agenda no se agota haciendo eventos sino en la capacidad de realizar un cambio profundo, que viene de un ideal de ciudad. Estos factores de cambio están en la idiosincrasia, en nuestra matriz cultural.
Tenemos, dijo Barrera, la gran oportunidad de la celebración del bicentenario de la independencia, oportunidad que nos permitirá reformular las relaciones entre cultura y sociedad, orientadas desde una perspectiva democrática.
Aclaró que estaba consciente de que la institucionalidad municipal ha causado muchas víctimas producto de una lógica terrible. Entre los defectos de la visión pasada anotó que se ha entendido la cultura únicamente como circuitos turísticos; el quehacer es clientelar, no hay apoyo al pensamiento crítico para que la sociedad desarrolle sus atributos y deja a la mayoría por fuera del trabajo municipal. Anotó también que el presupuesto de cultura para las parroquias es ínfimo y carecen de condiciones elementales para la difusión cultural.
La ciudad necesita liderazgo no un jefe de obras, dijo, Quito debe ser la capital del pensamiento crítico, donde más arte se desarrolla, pues no hay barrio sin grupo de danza o música. Es una mina de oro en el sentido humano, tenemos una gran oportunidad para la revolución cultural. Mencionó también la creación de centros de desarrollo comunitario que serán espacios de reproducción de arte y cultura en los barrios de forma permanente; incluso adelantó la idea de un programa piloto que abarcaría cien centros.
Sin duda, el punto de mayor expectativa fue el compromiso de desmantelar y replantear el modelo de corporaciones y fundaciones municipales. Barrera planteó nuevas formas administrativas bajo un modelo consensuado. En lo administrativo se refirió a instituir un Consejo Metropolitano de Cultura, que defina el monto de los fondos, los criterios de gasto, la relación con educación, entre otras competencias. Vamos a construir infraestructura escolar, centros de aprendizaje, desarrollar calidad y cantidad de gestores culturales, tenemos un fuerte sentido de transformación cultural, creo que esas dimensiones de participación y florecimiento cultural han sido debilitadas, aclaró. Debemos definir mejor qué es país, prefiero que sea la gente, una coalición amplia y democrática la que intervenga, creemos en la mejor gente, creemos en darle alma a este cambio, aclaró.
No habrá más fundaciones al interior del Cabildo Metropolitano, el modelo de gestión será el de un gobierno, con un gabinete que contará entre sus miembros al representante del sector cultural. Barrera planea descentralizar profundamente el trabajo municipal, sembrar mucho en los barrios, lograr que la gente de los barrios se conecte con otro horizonte, reconstruir la esperanza y plantear otros valores.
“…Creo en una visión democrática y pluricultural en una ciudad cosmopolita, en mantener nuestra cabeza abierta al mundo, en recuperar nuestra tradición y ser vanguardia…”

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